Gredos. Madrid, 2005 Era arriesgado atreverse con una amplia antología de la poesía simbolista francesa. Decidir nombres, seleccionar textos representativos, adoptar una postura más o menos “canónica”... todo un riesgo. Luis Antonio de Villena lo acomete con equilibrio: Ni muy escorado hacia los criterios repetidos hasta la saciedad ni excesivamente heterodoxo. Consigue así un atractivo volumen imprescindible para los degustadores de este tipo de poesía que son muchos. Añade el lógico y definitivo riesgo
de traducir los textos por sí mismo, con los apoyos —es
de suponer— de las muchas traducciones anteriores, pero aportando
criterios acertados que explica certeramente en su introducción
y que el lector no debe perderse. Lo cierto es que, una vez aparecido el criterio
simbolista -otros ismos jugaron en el mismo equipo-, la poesía
varió el rumbo, creció la sugerencia, no tanto la esencia,
dulcificó viejos criterios culteranos - están por estudiar
las conexiones de ambas tendencias-, elevó los prosaicos modos
del realismo industrial y burgués, necesarios sin duda para cierta
evolución pero nefastos para el arte en general y la poesía
en particular, y renovó caminos que no se han abandonado del
todo. El intento de cambio moral queda algo más alicaído. Un decadentismo frecuente —aunque Villena sienta debilidad por él—, la fatiga de la derrota y el ejercicio de la huida, en forma de abandono, suicidio o viaje —otro aire Romántico—, desarticulaban la intención. Esos cambios morales fueron casi siempre la pretensión de cualquier movimiento pero nunca se consiguieron de un golpe sino a lo largo del vaivén de la historia y el solape de las ideas. Sin revolver en el fondo de la cuestión simbolista, Villena ha estado acertado como antólogo, También lo estarán los que se acerquen al libro con espíritu abierto. Enrique GRACIA TRINIDAD
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