ESTO NO ES EXACTAMENTE UN ARTÍCULO

ES UN

“ARTÍCULO DE VIVA VOZ”

O sea una de esas presentaciones de las que llevo hechas tantas, y en las que vuelco ideas y comentarios, tal y como se hace en un artículo. Sólo que no está escrito para ser leído sino para ser dicho en público.

Lógicamente, tampoco es una conferencia ¡faltaría más!

Lo dije con ocasión de uno de los Miércoles de la Poesía que me dedicó Fina de Calderón, en el Centro Cultural de la Villa, en Madrid, el 19 de junio de 2002.

Lo cierto es que la sala estaba abarrotada... ¡los amigos son generosos!

Tras las amables y doctas palabras de Fina de Calderón y de Joaquín Benito de Lucas, dije yo lo que a continuación se lee, y después di un recital de poemas míos junto a Andrea Navas y acompañados por la guitarra de nuestro amigo Martín Pinto.

¿El interés? Vete a saber. Lo cierto es que algunas opiniones, gratitudes y maldades dichas entonces me acompañan desde hace mucho así que no está mal dejarlas por escrito.

Reproduzco aquí mi intervención (Las improvisaciones lógicamente ni las recuerdo. Siempre las hay)

      

(Andrea navas, Enrique Gracia Trinidad, Fina de Calderón, Joaquín Benito
 de Lucas y Martín Pinto, justo antes del acto. 19-6-2002)


Buenas tardes a todos.

Gracias Fina de Calderón por llevar casi 20 años  invitando a los poetas a esta tu mesa,  la poesía estará siempre en deuda contigo.  Gracias por haberme dedicado esta tarde, por ser entusiasta, por repartir el corazón entre lo que tú escribes y lo que escriben otros... por ser tan buena persona.

Gracias Joaquín Benito de Lucas, por tu afecto,  Hace ya tiempo que me honras con él y desde entonces no ha hecho sino crecer mi reconocimiento por tu magisterio, por tu labor de difusión de los poetas en la Universidad y otros predios; y por tu enorme talla poética y personal.

Siempre estaré en deuda con ambos.

Gracias al Ayuntamiento de Madrid por este espacio para la poesía...  Si un día lo abandona, le maldeciré. Pero hasta ahora, gracias. Soy de los que miden a los hombres y mujeres públicos por su sensibilidad cultural, y este espacio honra a cuantos alcaldes lo apoyaron. Debería ser más... pero algo es algo.

Ya sé que los poetas no somos muy de fiar para los políticos, tienen razón, pero creo que la desconfianza es mutua...  Al menos en esta sala la cosa es diferente una vez al mes.

Gracias Andrea Navas (Soledad)  por ser mi compañera de vida, fatigas culturales y escenarios,  por soportarme, por enseñarme tantas cosas; la más importante: a querer más y mejor a la gente; y por venir hoy encima a trabajar, a poner tu espléndida voz y tu capacidad de comunicación  —esta vez con mis versos—  como tantas veces lo hacemos juntos para dar a conocer a otros cientos de poetas.

Gracias Martín Pinto, por tu amistad desde hace treinta años, por tu guitarra insustituible,  tus manos tal vez sean de las más sensibles que conozco para acompañar una voz humana diciendo versos. Si has compartido escena y discos con Paco de Lucía o con Alberti, imagínate cómo me sentí cuando dijiste que siempre tocarías conmigo si yo te lo pedía.

Y a ti, amiga o amigo que escribes y has venido. No sabes cómo te lo agradezco  ¡Con el calor que hace! ¡con lo bien que se está en casa —“dolce far niente”— en zapatillas!

Ya sabes que me paso casi todas las tardes del curso detrás de un micrófono o en un escenario, y casi nunca puedo ir a verte en los actos a los que me convocas.  Por eso sé lo que te ha costado venir. Siempre estaré en deuda con mis amigos “escribidores”

¡Ah! ¿que tú no eres poeta? ¿lo dices porque no escribes?  Pues yo no lo diría tan alto. A fin de cuentas qué es esto de ser poeta.  “Escritor de poesía” sí me suena más... ¡pero poeta!   Eso tiene poco que ver con el hecho de escribir.

Bien... te reconozcas o no como poeta, agradezco que estés aquí.  Si te trajo la amistad, también quisiera yo hacer de esto un ejercicio de amistad y no del la vanidad acostumbrada. Si te hizo venir la curiosidad, espero que no te defraude lo que veas y escuches. Si te convocó el amor a los poemas,  ojalá no nos hayamos equivocado ambos  y esto tenga algo que ver con eso que convencionalmente llamamos poesía y que te aseguro que, a estas alturas, sigo sin saber exactamente qué diablos es.

Si has entrado para huir del sofocante calor,  disculpa que te incordiemos con nuestras cosas  y disfruta de aire acondicionado municipal.

A unos y a otros deseo recordaros un par de cosas antes de entrar en la faena de leer versos:

Soy de los que piensan  (con Valery) que la poesía no se hace con buenos sentimientos. He conocido demasiados canallas excelentes poetas, y demasiada buena gente que jamás escribe.

Opino que la poesía no es consecuencia de los espíritus sensibles sino de los espíritus dispuestos a cierto tipo de sensibilidad  (que no suele coincidir con la estándar.

Creo que se escribe desde la experiencia,  pero también desde la esencia profunda del hombre,  desde el compromiso y desde el deseo del arte,  desde el dolor y —cómo no— desde el humor; siempre desde el amor  He dicho desde el amor y no “desde el enamoramiento”  Escribir poemas de “te quiero mucho, chati” nunca me ha sido fácil. Creo que eso es más para vivirlo que para aburrir con endecasílabos. Otra cosa es pretender ligar a los 16 años con unos versos cursis.

Los que tiramos a esto del verso somos un poco extraterrestres. No me llaméis pedante, ya sé que lo soy a veces. No sé muy bien en qué consiste la diferencia de los poetas... Pero que somos diferentes... o raros... eso está claro. No lo entiendas como una cuestión de calidad sino de morfología, de disposición, de ocasión vital, de educación, tal vez de parámetros que desconocemos y que quizás la biología y la genética nos expliquen en el futuro.

Nuestra mayor diferencia estriba en la herramienta de nuestro oficio: La palabra. Eso tan inseparable de la condición humana (no de todos, algunos sólo vociferan)   Utilizarla a contrapelo de la prosa y lenguaje razonable y cotidiano, es un atrevimiento misterioso, diferente y hasta sospechoso.

Decía León Felipe que “la Filosofía arranca del primer juicio  y “la poesía del primer lamento”...  y que en vez de organizar el cerebro para encontrar la verdad como los filósofos (o los buenos pensadores)  el poeta lo que hace es reventar el cerebro, hacerlo explotar.

No desdeño la lógica ni la prosa pero prefiero mi reventón de neuronas y que sea lo que los dioses quieran. 

Acabo, amigo, no te impacientes:

Soy partidario hasta la médula de que la poesía se diga en público.  Desde pequeño me tiraron las tablas, la comezón del escenario, el vértigo de enfrentarme a cualquier oyente. Además, tengo una extraña y rara condición: me es mucho más difícil ser público que enfrentarme al público.  Seguramente será vanidad (pero no haremos caso a Freud)

Por eso os valoro mucho esta tarde en que me aguantáis. 

En cuanto a la lectura que vamos a hacer: Siempre he repetido que no hay que explicar los poemas, pero en las lecturas conviene poner al que escucha en antecedentes para que su oído esté afinado  y le sea más cómodo comprender de primeras sin dejar de disfrutar a un tiempo. Por eso haremos algún mínimo comentario.

Poner música a los poemas —cosa que algunos detestan— es componer un mínimo espectáculo, atraer la atención sobre el aspecto, cumplir viejas condiciones de juglaría, volver a los orígenes.  Eso sí, contando con que luego exista la  lectura íntima, la personal que busca otros objetivos más profundos  Espero que esa la hagáis vosotros por vuestra cuenta, además de venir al sarao que está muy bien  pero que es sólo un escaparate.

Permitid, cómplices de esta tarde, que os suelte una última idea fija: Además de los grandes autores del pasado,  nuestros días están repletos de magníficos y sorprendentes poetas  que conviven con nosotros. Aquí hay dos en la mesa.... y en la sala un montón de ellos.  Buscadlos, leedlos, disfrutadlos.

Muchos vecinos nuestros serán mañana clásicos y casi siempre nosotros, sus contemporáneos, cometemos el imperdonable pecado cultural de no leerlos.  No seamos únicamente borregos de la vieja fama o la publicidad moderna. No digamos ”es difícil” sólo para ahorrarnos un poco de esfuerzo. Cuando un poeta habla de sí mismo es a nuestra vida a lo que suena.  (¿Por qué buscarle sentido a la poesía si la vida tampoco lo tiene?)

No dejéis a los poetas de hoy para cuando se mueran,  aprovechadlos aunque no os los recomiende la televisión.  ¡A lo mejor os cambian un poco la vida y todo!.

Yo soy un escaso medio metro cuadrado en esa espléndida playa de la poesía de nuestro tiempo:  Gracias por haber venido a poner vuestra toalla en mi medio m2.   Vamos al tajo.

A CONTINUACIÓN ANDREA NAVAS Y YO DIMOS EL RECITAL DE POEMAS MÍOS, CON MÚSICA DE GUITARRA A CARGO DE MARTÍN PINTO.