RESTOS DE ALMANAQUE
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          Premio Blas de Otero, 1993. Publicado en la colección Nombela. Asociación de Escritores y Artistas Españoles. Madrid, 1994. http://www.aeae.es . El libro está agotado, pero se Hha incluído en  “CONTRAFABULA (Poesía 1972-2004), Fugger libros / SIAL Ediciones. Madrid, ISBN: 84-95498-77-4. Correo-e: publicaciones@sialedicion.es

 
TE QUIERO 
 "Es una locura amar, a menos que se ame locamente"
                                                                                         (Jean Ythier)
Cuando alguien pronuncia esas palabras 
todo se paraliza. 
Los asuntos más graves adelgazan, las noticias se duermen 
en los ordenadores, 
las solemnes estatuas 
bajan del pedestal, juegan al mus 
y pierden compostura. 
Algo queda en suspenso, 
quizás la vida o cualquier cosa de mayor importancia. 

Cuando alguien las pronuncia, 
todo comienza a ser igual. 
Y da lo mismo 
que la Luna se olvide de mirarnos, que la cena esté fría, 
que Dios no esté en su sitio y esto acabe 
como el rosario de la aurora. 
Da igual, para entendernos, que la lluvia de abril 
ponga muecas de octubre, 
que tengan más de un ojo el huracán, 
el cíclope, 
la perdiz de los trajes o el pirata del cuento. 

Da igual que tú después te calles 
y que yo no conteste.

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¿QUÉ DIABLOS ESCRIBO YO EN LA AGENDA? 

Me levanté por la mañana, 
la fecha es lo de menos, 
dispuesto a ser vulgar, como se debe, 
pero no funcionaba la rutina. 
Alguien debió quitar los plomos de la mediocridad 
o a Dios se le olvidó que era jornada de trabajo. 
Estaban mal cerrados, goteaban 
los grifos de la noche. 
Una tremenda multitud de gatos 
desfiló, parda y seria, delante de mi ombligo, 
supo a cuero el café, 
el pan saltó del tostador a un agujero negro, 
y al salir por la puerta 
me encontré una escalera caprichosa, 
sólo tenía un escalón de cada 
cua- 
tro. 
Hice de Indiana Jones y, como pude, 
conseguí aterrizar en el portal, salí a la calle. 
Seguía sin saberse nada nuevo del día. 
Estaba abierto el quiosco de la Luna 
y atrapé dos periódicos al vuelo, 
sus hojas de lechuga y de palmera, en chino mandarín, 
contaban los sucesos del último milenio: 

 ..........."Guillermo Tell asesinó a su hijo, 
.......... la flecha dio en el ojo derecho limpiamente 
.......... y dos fotos redondas, de manzana exclusiva, 
.......... ilustran el suceso" 
.......... "Colón descubrió América en un rapto 
.......... de locura y sabinas, 
.......... y la Venus de Milo fue sorprendida un siglo de estos 
.......... acariciando con pasión, 
.......... es un decir, 
.......... a los siete enanitos y al último mohicano" 
.......... "Todo ha pasado ya, la Historia se repite, 
.......... y ahora los bancos dan un interés de porcelana de Limoges 
.......... a quien encuentre un trébol 
.......... con hojas comestibles y un reloj en el tallo" 

Cierro el periódico y lo cuelgo 
en la oreja 
de una cariátide gomosa 
que se rasca las nalgas con la ilustre fachada  
de un estanco. 
Mientras los girasoles proponen una huelga 
contra un sol que no quiere dar la cara, 
yo me siento en el filo de un libro de cocina, 
balanceo los pies sobre la eternidad 
y echo recetas a los pájaros. 

Vaya una forma idiota de perderme otro día.

RESTOS DE ALMANAQUE 
A Ana Fernández Mallo 

La mitad de los días es resto de almanaque, 
y el tiempo está cansado  
de jugar con nosotros, con tu pelo de alcázar 
que mis manos asedian, 
con tus ojos de alquimia, 
con el fuego robado  
que se agita en la bolsa del ladrón 
y reconforta el crimen, el amor o la vida. 
Un fuego que la noche pretende sofocar 
sin conseguirlo. 

El tiempo está aburrido 
de que no comprendamos su perfil de manzana, 
de ver como enloquece nuestra sangre 
en la cinta sin fin que recorremos, 
en este laberinto de frutal resistencia 
que gobierna la piel, 
que hace al dolor ausencia de miradas o besos. 

Pero llueve, 
aunque la lluvia no lo borra todo 
siempre llueve, 
y se almacena un resto de cordura y palabras 
en el penúltimo suburbio, 
por las alcantarillas más profundas, 
detrás de cada tarde con aceras o parques del oeste, 
con paraguas oscuros 
y luminosos ojos de autobús circular e infatigable. 

Ya cerradas las páginas del libro 
donde siempre se anotan los milagros, 
escribimos en rojo 
sobre la miserable cuadrícula del sueño: 

La mitad de los días es resto de almanaque, 
la otra mitad, amor que se quedó dormido.